INICIO

MÚSICA

DANZA

TEATRO

PATRIMONIO

ENLACES

AUTOR

CONTACTO

En Progreso

Música Coreana - Guía del Oyente

por Keith Howard

(publicado originalmente por NCKTPA, Seúl, Corea)

XI. Música Chamánica

a. Introducción

La música es un componente esencial de los rituales chamánicos. Existe una percepción común de que la música chamánica es -y debe ser- diferente de las músicas seculares. Los intérpretes afirman que esto se refleja en los diferentes estilos vocales tanto como en el repertorio mismo. De hecho existen ciertos elementos en común entre la m´sucia ritual, el sanjo, chul p'ungnyu y elementos de pansori. Mientras que los ritualistas sostienen que esto refleja decadencia, de tal forma que ahora los músicos seculares deben trabajar en lugar de especialistas de reputación quienes ya murieron, algunos investigadores argumentan que la mayoría de la música coreana, o quizás toda, tiene raíces en el chamanismo antiguo. Entre estos últimos está Hahn Mon-young, quien identifica los ritos de fertilidad como chamánicos basado en hallazgos arqueológicos conectados con música, siendo un ejemplo los rastros de cerámica de 1500 años de antigüedad que describen la cítara rectangular de doce cuerdas (kayagum); vea "Kugak: Studies in Korean Traditional Music" (Seúl, Tamgudang, 1991).

Una famosa pintura del siglo XVIII de Shin Yunbok (1758-?) muestra sin duda un chamán acompañado por dos músicos tocando changgo (tambor en forma de reloj de arena) y p'iri (oboe). Hoy la conformación instrumental varía en las diferentes regiones, incluyendo a veces flautas y cítaras adicionales. La variedad es causada en gran parte por la disponibilidad como por el diseño. Sin duda el oboe p'iri es siempre un instrumento esencial. Este es el instrumento melódico que se considera más cercano a la voz humana ya que es casi el único capaz de hacer las mismas fluctuaciones amplias y súbitas en saltos melódicos dinámicos, rápidos y grandes, portamentos gentiles ascendentes y descendentes, y matices sutiles en la afinación. Se le considera el instrumento al cual mejor responden los espíritus; cuando suena, se dice que los espíritus saben que los están llamado. El laúd con arco haegum, aunque menos común hoy día, es recordado como un instrumentos ritual esencial. Este también produce sonidos sostenidos, en contraste con las cítaras pulsadas, y en forma similar puede por tanto imitar la voz.

Muchos comentaristas consideran que 'los estados alterados de la conciencia' están más estrechamente asociados con la percusión que con los instrumentos melódicos. Para los coreanos, el saltar y caer, el pulso del ritmo cambiando cuando se percibe que la posesión está ocurriendo, caracteriza gran parte de la actividad chamánica, particularmente en las provincias del centro y del norte. Se dice que hasta hace poco a los niños se les prohibía danzar con música de percusión, porque podrían llamar la atención de los espíritus que buscaban reclutar chamanes. Como con otros géneros de música coreana, los instrumentos de percusión acompañan la melodía, siendo usada para marcar el tiempo y para puntuar las frases.

El infaltable tambor changgo, encontrado encontrado en casi toda la música coreana, es común en los rituales. En toda Asia Central, el tipo más típico de tambor es un tambor de armazón, que puede simbolizar botes, caballos, o la entrada al mundo espiritual. El changgo, con pieles templadas en los dos extremos, no puede funcionar de la misma manera. El chamán no puede cantar dentro de este, ni tampoco puede ser un bote, ni un canal entre el mundo de los espíritus y el de los hombres, tampoco una vasija desde la cual emerge un espíritu. Por el contrario en ching (gran gong) puede tomar el simbolismo de los tambores de armazón de otras partes, En regiones de Corea se encuentran otros instrumentos de percusión. En Cheju, un totumo parcialmente lleno de agua, el hobok, solía proporcionar acompañamiento rítmico. Un instrumento similar conocido como mul pagaji o mul changgu, fue en ocasiones utilizado en la provincia de Cholla del Sur. En los años 30 algunos etnógrafos notaron que el koritchak, un canasto de mimbre, se usaba durante plegarias y rituales menores. En el sudeste se usan pequeños gongs kkaenggwari en los alrededores de Pusan, pero en la actualidad también se encuentran en Cheju vasijas de metal similares a las vasijas de oración tibetanas que son puestas sobre una estera y golpeadas. Hacia el norte de Seúl el pangul, una especie de sonajero pequeño en forma de racimo usualmente con siete sonajas es un accesorio común de los chamanes. En la isla de Chindo al sudoeste se emplea una vasija metálica llamada chongju, colgada de una cuerda de seda y golpeada con un pequeño cuerno de venado. En toda la península los címbalos conocidos como chabara, para y chegum también juegan un papel, no solo como instrumentos musicales sino como herramientas de adivinación. En la actualidad es común considerar que estos son remanentes de las danzas budistas que hace mucho fueron importadas desde Tibet.

Los practicantes de rituales coreanos son divididos en cuatro tipos básicos. Dos son extáticos, que experimentan el descenso de los dioses y ajustándose a las definiciones clásicas del chamanismo de Mircea Eliade y otros (excepto que no hay involucrado un viaje o lucha espiritual): mudang, en el centro y norte de Corea, y myongdu hacia el sur. Los otros dos tipos, que sin embargo no conocen el éxtasis, aunque no fácilmente se ajustan a las definiciones, los coreanos los incluyen dentro de la misma categoría de los chamanes: el muy difundido tan'gol hereditario de las provincias sureñas de Corea y shimbang en la isla de Cheju. Es discutible que la mejor música se encuentre entre los chamanes por herencia que entre los chamanes por posesión; son ellos los que deben probar la eficacia ritual a través de su ejecución, más que demostrar la presencia de espíritus a través del drama del trance que es con frecuencia ruidoso.

Hoy día muchos chamanes continúan ejerciendo, aunque la religión está decayendo con la modernización y la urbanización. Los rituales son considerados una parte vital de la conciencia popular, identificado como el pasatiempo de las masas oprimidas en el pasado. Como resultado los rituales son frecuentemente ejecutados en escenarios urbanos, donde no se requiere la presencia de los espíritus. Para preservar el arte el gobierno ha nominado rituales que representan cada zona del país como Patrimonio Cultural Intangible, a saber: Kangnung tano kut, una celebración de la costa este para el quinto mes lunar (Patrimonio no. 13; designado en 1967); el largo Ch'ilmori tang kut de la isla sureña de Cheju (Patrimonio no. 71; 1980); Ssikim kut de la isla suroccidental de Chindo (Patrimonio no. 72; 1980); cuatro versiones de rituales costeros, P'ungoje: Tonghaean pyolshin kut de la provincia de Kyongsang, Sohaean pae yonshin kut y Taedong kut, originalmente del noroeste pero preservado ahora en Seúl e Inch'on, Wido ttipaennori de la provincia de Cholla, y Namhaean pyolshin kut de la costa sur (Patrimonio 82a, 82b, 82c y 82d; 1985); Kyonggido todang kut de la provincia central de Kyonggi (Patrimonio no. 98; 1990); Soul saenam kut de la capital, Seúl (Patrimonio no. 104; 1996). La mayoría de estos rituales están representados en los discos que encontrarán a continuación.